Afichismo y activismo visual: diseñar atmósferas en la Marcha de la Gorra

Córdoba 2025

Afichismo y activismo visual: diseñar atmósferas en la Marcha de la Gorra

20 noviembre, 2025 19° MDLG 0

Este jueves 20 de noviembre se realiza en Córdoba la 19° Marcha de la Gorra, una expresión colectiva, política y artística contra todas las formas de represión estatal. Desde la consigna “Marcha de la Gorra, aire en el destrozo”, la convocatoria es a las 18 horas en Colón y Cañada. En esta nota, conversamos con dos diseñadoras que investigan la propuesta visual de la MDLG en los últimos años. ¿Puede el diseño gráfico ser una herramienta de lucha y militancia?

El 20 de noviembre de 2007, tomó por primera vez las calles del centro cordobés una fuerza autogestiva y organizada que denunciaba las formas diversas de violencia policial y la legislación del Código de Faltas que las habilitaba. La movilización se sostuvo, insistió, creció y se desparramó por todo el país. Con el correr del tiempo, el Código de Faltas se transformó en Código de Convivencia y la Marcha de la Gorra alojó diversos colectivos en lucha, ampliando su reclamo contra todas las formas de represión que ejerce el Estado: desde las políticas de muerte planificadas por el Ejecutivo hasta las complicidades judiciales que protegen asesinos.

Con esa diversidad como rasgo distintivo, en cada territorio donde se despliega, la Marcha crea nuevos escenarios: sean callejeros, digitales, materiales o simbólicos. En 19 años, la MDLG produjo decenas de imágenes: cada convocatoria tuvo su propia búsqueda discursiva y, de la mano, acciones artístico-callejeras y propuestas visuales para invitar. Las gráficas de la Marcha siempre están en movimiento y se construyen desde el espacio colectivo. Lecturas del contexto político, intenciones, deseos, realidades de los territorios, metáforas, memorias de cada marcha y conversaciones asamblearias nutre un sentido situado que encuentra su síntesis en la palabra y la imagen: consigna y afiche.

Sobre este último punto pusieron su atención Florencia Muttigliengo y Mariela Lilian Tapia. En el marco de su trabajo final de la licenciatura en Diseño en la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Provincial de Córdoba, decidieron relevar y analizar carteles y afiches realizados por agrupaciones integrantes de la Marcha de la Gorra entre 2019 y 2023. ¿Qué lugar ocupan las imágenes en la comprensión social? y ¿cómo el Activismo Gráfico construye sus mensajes de comunicación en la militancia de la Marcha de la Gorra?, fueron algunos de sus interrogantes iniciales. Desde La tinta, conversamos con ambas para conocer su trabajo.

¿Puede el diseño gráfico ser una herramienta de lucha y militancia?

La creación gráfica de la MDLG es un sentido que representa al colectivo, pero también dialoga con el afuera: identifica y a la vez invita, abre preguntas y ofrece respuestas. Intenta decir algo sobre lo que la Marcha es, sobre lo que quiere, lo que denuncia y lo que reivindica. 

En los últimos años, vimos retazos de marchas componiendo un collage callejero, un zorro turquesa y rojo invocando la libertad, una figura concéntrica y luminosa creada con hongos, una superposición de llamas geométricas de muchos colores. Este año, en el afiche oficial, se proyecta sobre la ciudad de Córdoba una atmósfera flotante y celeste que busca dar un respiro: aire en el destrozo. En las composiciones que estudiaron, las investigadoras reconocen una expresión de lo colectivo: “La Marcha es un espacio de convergencia donde se busca la simetría y armonía para crear esa cercanía que permita comprender al otro como un semejante, con sus vidas, con sus heridas y con sus miserias; donde se juntan voces divergentes y múltiples realidades habitadas”.


Tanto en el diseño como en la cobertura fotográfica y audiovisual, la Marcha pone en juego la posibilidad de construir su propia narrativa: qué decir, cómo mostrar y cuidar al mismo tiempo. Los afiches recuperan lo que acontece en la calle, figuras, texturas, formas, composiciones. Lo que habita el centro se traslada al diseño y viceversa, lo que se discute en las reuniones va y vuelve a la pantalla y al papel para encontrar su potencia. La MDLG trabaja desde una certeza: el espacio visual que no se ocupa será tomado por otros relatos. 


Florencia y Mariela destacan la importancia del diseño gráfico como agente cultural posibilitador de cambios: “Las imágenes construyen modos de habitar el mundo, de entenderlo y conocerlo. Los diseños son dinámicos, se renuevan y se diversifican según dónde sean insertados, habitando todo territorio de la visualidad contemporánea como voz pública, que circula en diferentes medios y tiene un directo impacto sobre las personas; formando parte de narrativas colectivas que abarcan muchos más frentes que el de la publicidad industrial y mercantilista”.

Como en toda acción comunicativa, el diseño no tiene neutralidad: “Los diseñadores toman acción, adoptan una postura y asumen responsabilidades. Los diseños comunican visualmente desde una perspectiva específica, no son creados al azar ni con inocencia, tienen una intención puntual y un posicionamiento político”, desarrollan las investigadoras. Así, el activismo visual aparece como esa acción capaz de intervenir en la cultura “para desarmar estigmas, visibilizar y construir nuevas formas de representación; es cuerpo, es calle, es comunidad; es una forma de interconexión que permite tender puentes entre diferentes realidades y unir voces”. 


La protesta, entonces, también tiene una dimensión visual y estética. La imagen es un terreno de disputa: aparece como posibilidad de “promover narrativas alternativas que ofrezcan nuevas visiones del mundo y las desafíen a través de historias esperanzadoras que ilustren el mundo que se desea construir”.


¿Con quiénes —o contra quienes— se libra esa batalla? Desde la MDLG, 19 años de recorrido fundan la respuesta: los medios hegemónicos de comunicación han intentado construir una imagen de la Marcha —y de la acción de marchar— como peligrosa, agresiva o insegura. La criminalización de la protesta y, como contracara, el encubrimiento del accionar ilegal de la Policía de Córdoba contribuyen a una concepción sobre lo que es “aceptable y bueno” dentro de la sociedad y lo que no. “Crear la imagen de un enemigo común para responsabilizarlo por las fallas del sistema no es inocente: esta personificación negativa dirige mensajes de odio hacia determinados grupos sociales, de forma tal que se termina por invisibilizar, excluir y marginalizar a una gran cantidad de personas, violentando varios de sus derechos”, señalan Mariela y Florencia.

Actualmente, la digitalidad ocupa gran parte de nuestras vidas, especialmente en los centros urbanos, y la producción y el consumo de imágenes es prácticamente una obligación. En este presente de sobreinformación, ¿es importante fortalecer estas herramientas? “El activismo visual existe y es necesario seguir apostando a él y a su difusión para romper estigmas y estereotipos, invitar a la reflexión, a la crítica social y a la deconstrucción, a plantear y a sembrar preguntas, pero, sobre todo, a llamar a la acción para cambiar la realidad que habitamos de forma tal que todos tengamos una vida digna de ser vivida y con las mismas posibilidades y derechos”, destacan las tesistas. 

¿Qué puede movilizar un afiche? Una experiencia con jóvenes

Durante el mes de octubre, Florencia y Mariela desarrollaron la jornada/taller teórica-práctica con adolescentes, en la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano: “Vení, creá y poné tu gráfica en la calle: Afichismo y Activismo Visual”, perteneciente al Proyecto de Investigación CePIAbierto “Políticas y Militancias Sociales en el Diseño Gráfico: carteles y afiches de la Marcha de la Gorra en Córdoba capital”. 


“La experiencia fue maravillosa. Les adolescentes se mostraron muy interesades y receptives, escucharon con atención y pudieron construir y defender conceptualmente sus propias elaboraciones. Esa era la idea desde un principio, invitarles a la reflexión y a fomentar el pensamiento crítico, hacer algo al respecto y crear, poner manos a la obra, no solo quedarse en el pensamiento, sino tomar acción concreta”, recuerdan.


Como destacan las investigadoras, quienes participaron tuvieron la posibilidad de experimentar con técnicas como collage, monocopias, collagraph y serigrafía para crear producciones propias sobre la defensa de los derechos humanos, la igualdad y la justicia social. En el taller, se abordaron preguntas como: ¿qué hace potente a una imagen? ¿Cómo puede el diseño ser una herramienta de cambio social? Una ventana pedagógica para seguir reforzando y aprendiendo que “cuando el diseño gráfico se compromete con lo social, deja de ser un servicio para el mercado y puede convertirse en un acto de militancia visual y en una herramienta de cambio y participación colectiva. No se trata solo de adhesión ideológica, sino de acción concreta”. 

En este sentido, Mariela y Florencia profundizan en la invitación a movilizarse: “En estos momentos donde circulan de manera masiva discursos de individualismo y de odio, estar unidos bajo una misma causa, marchar, poner el cuerpo, estar y permanecer es un acto de lucha para visibilizar que las personas que participan de la MDLG están presentes, son muchas y tienen voces que deben ser escuchadas y atendidas. Marchar es importante porque es ahí donde se buscan las condiciones para que ese lenguaje sea expresado aún con todas las limitaciones impuestas por el poder. Frente al caos, la extrema necesidad y una realidad marginal insostenible, es imperativo pensar en una manera colectiva de actuar para cambiar esa política de odio excluyente que busca exterminar al diferente”.

*Por Jazmín Iphar para La tinta / Imagen de portada: Cobertura Colaborativa MDLG.